sábado, 11 de abril de 2015

Cólera de una muerte anunciada

Me han robado. Siento rabia, siento ira, siento fuego porque me han robado. Me han robado algo que era mío, algo que yo había conseguido, que yo había luchado por ello. Todo lo demás era efímero porque eso me pertenecía. Y me da igual que no se pueda atrapar el aire con la mano y que me veáis como un monstruo cuando yo lo quiero encerrar en un tarro para disfrutarlo cada día. Yo te lo presté, lo compartí contigo y tú te aprovechaste, te llevaste parte de mí y además cometiste el peor hurto que podías haber cometido. Y me jode, porque me niego a seguir luchando si gané esa batalla. Hay mil batallas a elegir y te metes en mi guerra y me obligas a compartir bajo tus normas. Me haces buscar en el ego más hondo para ver si hay austeridad en mi corazón y gozo de un alma solidaria, pero no la tengo para eso. Lo he intentado pero no soy capaz de vivir conforme. Me resigno al odio y a los celos. Joder me has robado. Intento sacarte de mí cabeza pero no entiendo por qué ahora quieres ser uno más dentro de mis sueños. Déjame. No quiero tu mal, sólo que me devuelvas lo que es mío. 
En realidad soy una egoísta de mierda, o no, o no lo sé. El único sentimiento que desarrollo cuando lo pienso es fisiológico. Me hierve la sangre. Cada palabra lleva la misma cantidad de frustración, miedo y reticencia que de auto-crítica pero el puño cerrado llega antes que la otra mejilla.

Ya me he calmado. Luego reflexionaré con más claridad. Sólo sé que me han robado y no tengo derecho a pedir su devolución. 
Atentos al ladrón, no es justo condenarle por un crimen que cometo yo. Él ejecuta lo que mi temor le dice.

Díez minutos después y tras dos canciones de Sofía Viola, me siento mierda. Estoy equivocada o no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario